MATERIALES DE APOYO


Cuentos infantiles. Realidad, fantasía y placer
 
 
 
 
02 / 2006
Los cuentos comienzan siempre con la ruptura de un orden establecido. A partir de ellos, se anticipa el encuentro con lo diferente, que lleva al sujeto lector a moverse de lugar y proyectarse hacia otras cosas.
Colaboración: María Eugenia Di Luca

"Los cuentos son una ocasión que permite la instalación de otro tiempo en este tiempo: producen un cambio y habilitan a la fabricación de mundos nuevos. Los hombres no pueden vivir sin mundos, por eso arman conjeturas, albergues de significados y se convierten en hacedores de metáforas y lenguaje."
Graciela Montes



Los cuentos forman parte del funcionamiento vital de una sociedad; toda la vida y los órdenes se establecen a partir de ellos. Para reflexionar acerca de su importancia, Graciela Montes, autora de más de cincuenta libros infantiles, prefirió un abordaje particular. Para la escritora, la mirada histórica es la más enriquecedora porque muestra cómo las cosas van, vienen, se mezclan, se contagian, y permite, además, ligar a los libros con la vida de la sociedad y con el poder.

Siguiendo las consideraciones de Graciela Montes, los cuentos tuvieron siempre una función; las narraciones entretienen al liberar a los seres humanos del tiempo riguroso, además satisfacen el deseo de placer que sienten tanto escritor como lector al estar solos frente a un enigma. Otra de las funciones de los cuentos es la de cohesionar, porque dibujan una trama compartida.

Como autora de literatura infantil, Graciela Montes considera que no es posible insistir en la intangibilidad de los textos. "Lo máximo a lo que se puede aspirar como escritor es a que la construcción realizada se sostenga y no se derrumbe, el lector manosea siempre las obras cuando se entrega al mundo imaginario que el otro inventó, y está bien que así ocurra."

Pequeños en el proceso de simbolización; leer les permite tanto consolidar la imaginación como desarrollar la capacidad reflexiva. Aquel que puede escuchar un cuento e interpretarlo, está en condiciones de manejarse con las demás actividades escolares y de comprender cualquier lectura.

Circulación de deseos, personajes que llaman a identificarse y conflictos que atraen al lector y lo llevan a querer saber más; todo esto puede encontrarse en un cuento. Pero en la literatura infantil ¿están suficientemente abarcados aspectos importantes como la sexualidad, la muerte y los problemas sociales e históricos?

A ésta y a otras preguntas, intentaron dar respuesta los especialistas que participaron de las distintas mesas redondas organizadas en las Jornadas Educativas de la Feria del Libro Infantil y Juvenil.

¿Qué lugar tiene la realidad en los cuentos infantiles?
Los cuentos infantiles son ideales para entrenar a los más

Según Sandra Comino, escritora y docente, los temas que más les interesan a los niños y les generan interrogantes no están presentes en la literatura infantil argentina: la política, las malas palabras, la muerte y el sexo son tabú.

Si bien a lo largo de la historia ha habido control de la lectura y de la escritura, la pregunta es: ¿actualmente quién coarta la aparición de estos temas? Para Sandra Comino, existe una censura sutil desde las editoriales que omiten las obras con ciertas temáticas, de manera que los escritores ya saben qué tipo de producciones no se publican.

La censura por omisión se genera también por parte de los adultos cuando, por ejemplo, les leen a los niños y saltean, por miedo, las partes conflictivas, como la muerte de un personaje. Según la escritora, "esto lleva a que la realidad se muestre desde un punto de vista muy acotado."

En este sentido, la escritora resaltó la importancia del compromiso que los escritores tienen que asumir para crear una literatura vinculada con la realidad, que contribuya a que los niños estén preparados para afrontar los conflictos que forman parte de la vida.

En el marco de esta problemática, el escritor de cuentos infantiles y realizador de espectáculos musicales para niños, Luis María Pescetti, consideró que, en la actualidad, la literatura infantil argentina está muy ligada al ámbito de la escuela, lo cual trae aparejado ciertos condicionamientos porque los docentes prefieren cuentos con temas más livianos que les resulten controlables. En este sentido, Pescetti propone aggiornar la tradición de los juglares que hablaban de temas problemáticos de modo burlón y con sentido del humor.

Lidia Blanco, especialista en literatura infantil, también habló de la necesidad de introducir la realidad en la literatura para niños. Según Blanco, callar temas de la realidad en los cuentos infantiles puede traer, como consecuencia, un recorte en la imaginación de los chicos. "Lamentablemente, en las obras para niños predomina, por un lado, el tratamiento distante del cuerpo sexuado, y por otro, la generación de estereotipos que no se vinculan con cambios que van surgiendo en la sociedad. Por ejemplo, la mujer es representada como una madre en el hogar, sumisa, mientras que al hombre se lo vincula con la cosa pública."

La observación de la literatura para niños permite afirmar que, en la mayoría de los casos, se les ofrece a los más chicos una literatura edulcorada, que no produce debates. Esta tendencia no tiene en cuenta que a los niños les gusta saber y hablar de temas cercanos y presentes en la realidad circundante.

Teniendo en cuenta la mirada sobre el contexto de los niños, la investigadora en literatura para niños y jóvenes, Nora Sormani, insistió en la importancia de rescatar la mirada humanista de la literatura infantil, a la que definió como "aquella que estimula valores, promueve la búsqueda de la identidad, mira a los diferentes y escribe sobre ellos observando la realidad social." La especialista explicó que la literatura infantil humanista trata de ver el lado oscuro del hombre sin proponer necesariamente situaciones tristes. Para Sormani, "la propuesta en estos cuentos es que, a pesar de todo, se puede ser feliz por un rato."

Los libros infantiles: ¿una oportunidad para la integración?
La lectura, como acto social destinado a construir sentidos, mueve la historia personal y la historia colectiva. El cuento infantil puede verse como ese otro que incorpora a la vida de los más pequeños las novedades. Sin duda, quienes no accedan a ese encuentro con lo diferente, quedan marginados de la posibilidad de enriquecimiento. Pero ¿puede considerarse a la literatura infantil, en sí misma, como un recurso para la integración?

Según María Teresa Andruetto, escritora de libros para niños y jóvenes, y capacitadora docente en el área de literatura, es difícil decir que los libros sean una oportunidad para la integración. Para ella, "los escritores escriben por deseo, sobre los temas que les interesan, acerca de la vida de los otros, desde sus propias miradas. Así, los temas sociales como la integración y la marginalidad, de mucho interés para los investigadores, no tiene por qué preocuparle específicamente al escritor. Lo que sí es importante es que el escritor esté comprometido con la sociedad en la que vive".

En relación con esta problemática, María Cristina Ramos, escritora de cuentos infantiles, opinó que es importante que las historias que se escriban sean singulares, y permitan que se oigan, en ellas, voces que no siempre se escuchan, pero sin una intencionalidad especial.

En este mismo sentido, Graciela Cabal, escritora e integrante de la Sociedad Argentina de Escritores, coincidió en que la literatura es capaz de enseñar por añadidura, sin quererlo. "Hay que tener mucho cuidado con las voluntades educadoras de algunos libros, la literatura no tiene por qué tener un objetivo ético, ni debe enseñar nada en particular. La literatura produce felicidad y, a cada uno, le sirve para algo distinto."

Desde diferentes perspectivas y haciendo eje en temáticas como la realidad, la integración social y la inclusión del diferente, los escritores, investigadores y especialistas debatieron acerca de la literatura y los cuentos infantiles en un contexto de crisis y desintegración social. Más allá de las diversas posturas que cada uno planteó en función de esta problemática, todos ellos coincidieron en el lugar de los cuentos infantiles, y de la literatura en general como productores de placer y de felicidad, como espacios para la puesta en juego de la imaginación, la creatividad y el descubrimiento de nuevos mundos. 
 
 
CUENTOS INFANTILES. REALIDAD, FANTASÍA Y PLACER.


Los cuentos comienzan siempre con la ruptura de un orden establecido. A partir de ellos, se anticipa el encuentro con lo diferente, que lleva al sujeto lector a moverse de lugar y proyectarse hacia otras cosas.


“Los cuentos son una ocasión que permite la instalación de otro tiempo en este tiempo: producen un cambio y habilitan a la fabricación de mundos nuevos. Los hombres no pueden vivir sin mundos, por eso arman conjeturas, albergues de significados y se convierten en hacedores de metáforas y lenguaje.”
                                                                                           Graciela Montes
Los cuentos forman parte del funcionamiento vital de una sociedad; toda la vida y los órdenes se establecen a partir de ellos. Para reflexionar acerca de su importancia, Graciela Montes, autora de más de cincuenta libros infantiles, prefirió un abordaje particular. Para la escritora, la mirada histórica es la más enriquecedora porque muestra cómo las cosas van, vienen, se mezclan, se contagian, y permite, además, ligar a los libros con la vida de la sociedad y con el poder.
Siguiendo las consideraciones de Graciela Montes, los cuentos tuvieron siempre una función; las narraciones entretienen al liberar a los seres humanos del tiempo riguroso, además satisfacen el deseo de placer que sienten tanto escritor como lector al estar solos frente a un enigma. Otra de las funciones de los cuentos es la de cohesionar, porque dibujan una trama compartida.
Como autora de literatura infantil, Graciela Montes considera que no es posible insistir en la intangibilidad de los textos. “Lo máximo a lo que se puede aspirar como escritor es a que la construcción realizada se sostenga y no se derrumbe, el lector manosea siempre las obras cuando se entrega al mundo imaginario que el otro inventó, y está bien que así ocurra.”
¿Qué lugar tiene la realidad en los cuentos infantiles?
Los cuentos infantiles son ideales para entrenar a los más pequeños en el proceso de simbolización; leer les permite tanto consolidar la imaginación como desarrollar la capacidad reflexiva. Aquel que puede escuchar un cuento e interpretarlo, está en condiciones de manejarse con las demás actividades escolares y de comprender cualquier lectura.
Circulación de deseos, personajes que llaman a identificarse y conflictos que atraen al lector y lo llevan a querer saber más; todo esto puede encontrarse en un cuento. Pero en la literatura infantil ¿están suficientemente abarcados aspectos importantes como la sexualidad, la muerte y los problemas sociales e históricos?
A ésta y a otras preguntas, intentaron dar respuesta los especialistas que participaron de las distintas mesas redondas organizadas en las Jornadas Educativas de la Feria del Libro Infantil y Juvenil.
Según Sandra Comino, escritora y docente, los temas que más les interesan a los niños y les generan interrogantes no están presentes en la literatura infantil argentina: la política, las malas palabras, la muerte y el sexo son tabú.
Si bien a lo largo de la historia ha habido control de la lectura y de la escritura, la pregunta es: ¿actualmente quién coarta la aparición de estos temas? Para Sandra Comino, existe una censura sutil desde las editoriales que omiten las obras con ciertas temáticas, de manera que los escritores ya saben qué tipo de producciones no se publican.
La censura por omisión se genera también por parte de los adultos cuando, por ejemplo, les leen a los niños y saltean, por miedo, las partes conflictivas, como la muerte de un personaje. Según la escritora, “esto lleva a que la realidad se muestre desde un punto de vista muy acotado.”
En este sentido, la escritora resaltó la importancia del compromiso que los escritores tienen que asumir para crear una literatura vinculada con la realidad, que contribuya a que los niños estén preparados para afrontar los conflictos que forman parte de la vida.
En el marco de esta problemática, el escritor de cuentos infantiles y realizador de espectáculos musicales para niños, Luis María Pescetti, consideró que, en la actualidad, la literatura infantil argentina está muy ligada al ámbito de la escuela, lo cual trae aparejado ciertos condicionamientos porque los docentes prefieren cuentos con temas más livianos que les resulten controlables. En este sentido, Pescetti propone aggiornar la tradición de los juglares que hablaban de temas problemáticos de modo burlón y con sentido del humor.
Lidia Blanco, especialista en literatura infantil, también habló de la necesidad de introducir la realidad en la literatura para niños. Según Blanco, callar temas de la realidad en los cuentos infantiles puede traer, como consecuencia, un recorte en la imaginación de los chicos. “Lamentablemente, en las obras para niños predomina, por un lado, el tratamiento distante del cuerpo sexuado, y por otro, la generación de estereotipos que no se vinculan con cambios que van surgiendo en la sociedad. Por ejemplo, la mujer es representada como una madre en el hogar, sumisa, mientras que al hombre se lo vincula con la cosa pública.”
La observación de la literatura para niños permite afirmar que, en la mayoría de los casos, se les ofrece a los más chicos una literatura edulcorada, que no produce debates. Esta tendencia no tiene en cuenta que a los niños les gusta saber y hablar de temas cercanos y presentes en la realidad circundante.
Teniendo en cuenta la mirada sobre el contexto de los niños, la investigadora en literatura para niños y jóvenes, Nora Sormani, insistió en la importancia de rescatar la mirada humanista de la literatura infantil, a la que definió como “aquella que estimula valores, promueve la búsqueda de la identidad, mira a los diferentes y escribe sobre ellos observando la realidad social.” La especialista explicó que la literatura infantil humanista trata de ver el lado oscuro del hombre sin proponer necesariamente situaciones tristes. Para Sormani, “la propuesta en estos cuentos es que, a pesar de todo, se puede ser feliz por un rato.”
Los libros infantiles: ¿una oportunidad para la integración?
La lectura, como acto social destinado a construir sentidos, mueve la historia personal y la historia colectiva. El cuento infantil puede verse como ese otro que incorpora a la vida de los más pequeños las novedades. Sin duda, quienes no accedan a ese encuentro con lo diferente, quedan marginados de la posibilidad de enriquecimiento. Pero ¿puede considerarse a la literatura infantil, en sí misma, como un recurso para la integración?
Según María Teresa Andruetto, escritora de libros para niños y jóvenes, y capacitadora docente en el área de literatura, es difícil decir que los libros sean una oportunidad parala integración. Para ella, “los escritores escriben por deseo, sobre los temas que les interesan, acerca de la vida de los otros, desde sus propias miradas. Así, los temas sociales como la integración y la marginalidad, de mucho interés para los investigadores, no tiene por qué preocuparle específicamente al escritor. Lo que sí es importante es que el escritor esté comprometido con la sociedad en la que vive”.
En relación con esta problemática, María Cristina Ramos, escritora de cuentos infantiles, opinó que es importante que las historias que se escriban sean singulares, y permitan que se oigan, en ellas, voces que no siempre se escuchan, pero sin una intencionalidad especial.
En este mismo sentido, Graciela Cabal, escritora e integrante de la Sociedad Argentina de Escritores, coincidió en que la literatura es capaz de enseñar por añadidura, sin quererlo. “Hay que tener mucho cuidado con las voluntades educadoras de algunos libros, la literatura no tiene por qué tener un objetivo ético, ni debe enseñar nada en particular. La literatura produce felicidad y, a cada uno, le sirve para algo distinto.”
Desde diferentes perspectivas y haciendo eje en temáticas como la realidad, la integración social y la inclusión del diferente, los escritores, investigadores y especialistas debatieron acerca de la literatura y los cuentos infantiles en un contexto de crisis y desintegración social. Más allá de las diversas posturas que cada uno planteó en función de esta problemática, todos ellos coincidieron en el lugar de los cuentos infantiles, y de la literatura en general como productores de placer y de felicidad, como espacios para la puesta en juego de la imaginación, la creatividad y el descubrimiento de nuevos mundos.
Colaboración: María Eugenia Di Luca
 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario